La culpa, la imposibilidad del amor, la multiplicidad de villanos y la complejidad de estos, etc. (más sobre la “aracnización")


Algo que no hice en el post anterior (por innecesario quizá) es confesar mi simpatía por la historia de Spiderman y digo bien: por la historia. Parece ser que la ambigüedad es lo que define al superhéroe actual. La duda es fundamental: ¿soy un protector o una amenaza?

La “aracnización” de los héroes fantásticos se manifiesta en el mismo Superman. Para los pocos que seguramente habrán visto la serie “Smallville”, que trata sobre la adolescencia de Clark Kent, resultará claro lo que afirmo. Ahora Clark Kent se siente CULPABLE por todas las tragedias que ocurrieron en el pueblo -cuyo nombre da el título al programa- el día que llegó al planeta. Resulta que la nave en que vino trajo consigo una lluvia de meteoritos (kriptonita) que cambió para siempre la vida de la gente de Smallville, principalmente: murieron los papás de su amada y Lex Luthor perdió su cabellera, provocando la burla de sus compañeros de escuela. En el capítulo final de una de las temporadas, Clark Kent intenta desligarse de su pasado (el poder y su origen es una carga de la que se quiere deshacer) destruyendo la nave que lo trajo. Al hacerlo provoca una explosión que a su vez ocasiona que su madre adoptiva aborte al tan esperado “Kent terrícola”. Lección: 1) Todo lo que haga con su poder trae consecuencias; 2) No puede cerrar los ojos a lo que él es, un ser diferente, que tendrá que asumir grandes retos. Algo se cocina y huele a Parker otra vez.

Y de nuevo los fanáticos han puesto el grito en el cielo (busquen en Google), “ese no es Superman”, dicen. Y se molestan cuando ven las escenas en que un masoquista Clark Parker o Peter Kent se niega a vivir su amor con Lana (¿la doble de Mary Jean Watson?), tan enamorada ella y tantas veces salvada por el héroe que sólo puede ofrecer su amistad...

El Kent original no se hubiese negado a vivir su amor, la única duda que lo frena es saber que su chica ama a Superman y no al común y corriente periodista. Esa señorita que ama al bacán y desprecia al tonto ya no puede ser la imagen favorita del público cuando tenemos a una M. J. Watson que prefiere al chico sensible de al lado en vez del salvador súper poderoso (en eso se diferencia de la Gata Negra y hasta se dio el lujo de chotear –en versiones no fílmicas- a Spiderman porque amaba a Peter, su “tigre”). Parece que una mayoría aguanta -y exige- más cinismo a sus héroes pero no a las amadas de estos.

Los que vieron Superman 2 dirán: pero él renunció al amor. Claro, lo hizo al final, cuando con un poder desconocido (¿el “súper-amnesiador”?) le hizo olvidar todo lo vivido a la inocente Luisa (Luna de miel informal incluida). O sea, vivió su amor (en el más amplio de los sentidos) y luego se arrepintió (¿?). Su tragedia (si en verdad lo es) no me conmueve. En Smallville vemos al más arácnido de los Superman. Muy pronto estrenarán Superman del director Bryan Singer, el mismo de las dos buenas películas de los X- Men (sobre todo la segunda). ¿Habrá seguido el mismo sendero de aracnización?

Por otro lado, MUY PRONTO SE ESTRENARÁN LOS “CUATRO FANTÁSTICOS” y algo me hace presagiar que no será ni muy taquillera ni tendrá momentos recordables. Creo que está condenada a ser como “Daredevil”, “Gatúbela” o “Hulk” (con el perdón de Ang Lee y su dibujito verde), para dar ejemplos contemporáneos de adaptaciones fallidas de cómics. Es más, debemos tomar en cuenta el éxito que tuvieron “Los Increíbles” de los geniales creativos de Pixar, película que me parece caería bien como una parodia anticipada e involuntaria. Hay una similitud “increíble” en los poderes. Salvo el niño veloz, todos tienen su doble. Habrá que ver como manejan los elementos de los que tanto hemos hablado. Quizá el Dr. Richards sienta culpa por el estado de Ben, la mole... Quizá... Por otro lado, el “trabajo en equipo” no sabemos que tanto éxito tendrá en estos tiempos en que parece de mayor aceptación la lucha solitaria y nadie se traga la idea de unos “súper amigos” (como se le llamó en Latinoamérica –y en una época más inocente a la hoy- a la “liga de la justicia” de la DC).

¿Y los X- Men? Claro, se dirá que tienen gran acogida y se trata de una lucha de equipos. Tengo mis reparos. Los “obedientes” que trabajan en equipo son los menos aceptados por la mayoría, son menos llamativos... Cíclope, el niño mimado del profesor Xavier nunca será más aplaudido que un Guepardo o Wolverine que representa la duda constante, el desconcierto, el no saber si está luchando del lado correcto; es el rebelde, el solitario. Los X – Men tienen muchos aciertos para comentarse en tan pocas líneas, pero sin duda su éxito no radica en la aceptación de la idea de un grupo fantástico de superhéroes a su vez súper bondadosos. Y si hubo una segunda parte en el cine (y probablemente más en el futuro) fue, entre otras cosas, por la complejidad del llamado a ser el villano: Magneto, quien tiene una forma distinta –y equivocada- de enfrentar el problema de la discriminación mutante, pero que no se le puede catalogar con simpleza como “malo”. Así como nadie es héroe sólo porque es “bueno”, igual los supuestos enemigos no son “malos” a secas porque así nacieron o les gusta o es su destino. Hay matices. De igual forma, ahora el Lex Luthor de “Smallville” tiene sentimientos encontrados en relación con su padre y con Clark Kent. El mismo Guasón (en la versión original de la historieta) era un empleado común y corriente (no un mafioso como en la película de Burton, ¡uno que encima asesina a sangre fría a los papás de Bruce Waine!) que un día acepta cometer un atraco, instigado y presionado por malas compañías, porque carecía de dinero y su esposa se encontraba embarazada, los gastos aumentaban y aumentarían mucho más. Roba por desesperación (no se trata de justificar, sino de comprender las motivaciones que llevan a ciertas personas al “lado oscuro”, como dirían algunos creyentes del evangelio según Lucas) y en la ejecución del crimen sufre un grave accidente (donde nada tiene que ver Batman) que lo deforma y deja con una sonrisa eterna en el rostro. No hace falta decir que su esposa muere al momento de dar a luz y su hijo no sobrevive mucho tiempo. Sin nada que perder, el triste payaso ríe y llora a la vez, se despide para siempre de su vida anterior y de su cordura (¿Anakin?).

Pero Batman no sólo enfrenta al Guasón, están el recientemente presentado Espantapájaros, Gatúbela (en realidad una anti-heroína), Pingüino, Dos caras, Acertijo, Poison Ivy y Mr. Freeze. Sólo falta presentar en el cine a “Cara Cortada”. Por el final de Batman Inicia, sabemos que Nolan apuesta por dar su visión del Guasón en la segunda parte de esta nueva saga del murciélago; esperemos que retome la esencia de este villano.

En el post anterior, indiqué que Batman y Spiderman sólo se asemejaban en su orfandad (antes de esta última película). No es cierto. Olvidé una serie de rasgos, como por ejemplo la multiplicidad de villanos y la complejidad de estos. El gran catálogo presentado en el párrafo anterior sólo se compara con la galería de villanos de Spiderman: El Duende Verde, Octopus, Venom, Carnage, Kingpin (que comparte con el soso Daredevil y que interpretó ridículamente el buen actor C. Duncan) Misterio, Electro, Escorpión, Kraven y el Lagarto. Este es otro elemento que no tienen los demás. Además el antagonista tiene que ser igual (o más) interesante que el héroe. Por eso el fracaso de adaptaciones con villanos mal elaborados. Cuando no hay multiplicidad de villanos importantes, entonces “el otro”, llámese Lex Luthor o Mr. Doom debe estar casi perfectamente construido. De eso y la incorporación de otros elementos ya dichos dependerá el éxito de los Cuatro Fantásticos y el que veamos una segunda parte. Pero lo dudo. Al igual que Hulk no los veremos más en la pantalla grande después de esta película. En cambio las sagas de Spiderman y Batman tienen para rato.

Y si de escoger entre ambos se trata, pues al igual que el público en un estadio neutral que alienta a la selección más débil, a la que tiene más obstáculos por vencer: voto por Spiderman. Los millones de diferencia hacen que mientras uno puede dedicarse a ser héroe (claro, sacrifica su vida privada, pero eso es normal en todo héroe), el otro tiene que lidiar con la miseria y con la mezquindad del jefe, con los problemas cotidianos... La identificación está clara. Un tipo que tiene batimóvil, batinave y batitodo, contra uno que con las justas tendrá batidora en la cocina, que es más débil que la gran mayoría de los súper villanos que enfrenta, a quienes a veces a punta de “boquilla” (elemento del cómics y que fue retirado de la versión fílmica por Sam Raimi) logra desesperar y vencer... Ese personaje es el que comenzará a emularse cada vez más en las adaptaciones futuras de cómics.

, Hulk

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