Troncos caen al agua
Después del estruendo
El remolino se los lleva
Mucho se puede decir sobre el haiku (en resumen: poema breve, generalmente de tres versos y aproximadamente 17 sílabas –aunque esto es relativo- y de origen japonés). Para algunos es un género bellísimo y de múltiples posibilidades. Para otros, en cambio, es simplemente una estafa. Atenuando ambas opciones, creo que en el haiku ocurre lo mismo que en otros géneros: hay de todo como en supermercado y depende de la habilidad del receptor el poder descubrir la beldad o la artimaña.
El “haiku” bamba del epígrafe lo elaboré como una broma para los amigos que gustan de esta forma poética.
Hace unos años a una amiga le encantó. Tenía las características de sencillez y evocación directa a la naturaleza. Es correcta al hacer primar los sustantivos, me dijo.
Luego de reírme un rato, le pedí que releyera el “haiku” imaginándose una situación más “escatológica”, pero no en el sentido de “universal” sino en la acepción más “residual” del término. O sea, le pedí que lo interprete como la metáfora de una acción “natural” y cotidiana que realizamos todos a diario y a puerta cerrada...
Tras el grito de “¡ajjj, asqueroso!”, dejó de hablarme durante unas semanas.
El haiku, la estafa, la broma
Etiquetas: haiku, literatura
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario