“The Chuiman Show"



Me acaban de contar dos noticias que me han alegrado inconmensurablemente (por eso el uso de una palabra tan grande, estoy con ganas de exagerar). La “nueva” franja cómica del canal 5 es un fracaso. Fracaso incluso en términos de rating (pues ya lo era desde las “amenazas publicitarias” que nos indicaban que muy pronto tendríamos entre nosotros al Dr. Jeringa (?) y demás engendros). Qué bueno, esta vez la gente no aceptó la misma basura y a los dinosaurios que gobernaban la tierra mediática en los ochenta, con “Risas y Salsa” a la cabeza. En los noventa, sobre todo en los años finales tuvieron que reciclarse y algunos hasta llegaron a desaparecer. Hoy podemos declarar que están condenados a la extinción.

Es cierto, mi optimismo se resquebraja al saber cómo le va a otros programas de similar calibre. Parece que como todos sabemos los “descendientes” de los “dinosaurios” son las “aves”. Pero por lo menos ya no son los animales reinantes.

La otra noticia es que “Gran Hermano del Pacífico” transmitida aquí por el canal 9 no funciona, le va pésimo en relación con el dinero invertido. Qué bueno. Quiero creer ingenuamente que la gente ha sentido el efecto Truman, quiero pensar que una gran mayoría ha cruzado la puerta que la TV basura nos había cerrado por muchos años. Soy iluso, lo sé (si revisan “iluso” e “ilusión” en el diccionario se darán cuenta de que según la acepción tomada no es tan malo serlo).

Los malos programas televisivos (no todos) actúan como un limitante monstruoso de nuestras facultades cognitivas, mejor dicho, el verlos constantemente es lo que nos encierra en un mundo ficticio y afecta nuestra capacidad crítica, dejamos de cuestionarnos sobre los problemas y todo es “sí, pues; normal, nomás; así es la vida; qué le vamos a hacer”.

Por todo ello me alegro (lo repito mil veces) del fracaso de estas producciones y seguro George Orwell de vivir estaría igual de contento al ver que ya no seguirán “inspirándose” en el Big Brother de su genial novela “1984” para lucrar fácilmente... Qué curioso; si en algo se parecen los ejecutivos del canal 5 y del 9 es que ambos creían que estábamos en otra, en “1984”, por ejemplo.

Un poco más acerca de Luder, padre de Loser.


EXTRACTO DE UNA ENTREVISTA DE JORGE COAGUILA A JULIO RAMÓN RIBEYRO EN 1991

–Sobre Dichos de Luder no hay declaraciones suyas. Además que es una obra muy poco difundida, ¿verdad?
–Bueno, puedo decirle por qué. Es que la mitad de la edición fue enviada a París como pago por los derechos de autor. Está allá todavía, la tengo guardada en un ropero. (Sonríe).
–500 ejemplares, ¿no?
–Sí, más o menos. No sé si fueron 500 o mil los ejemplares que se editaron. Sólo sé que me enviaron la mitad de los libros publicados.
–¿Cree usted que este libro es una evolución de Prosas apátridas o una disgregación de este libro?
–No, no tiene nada que ver con Prosas apátridas.
–Pero ambos tienen el tono pesimista, filosófico.
–Sí, puede ser. Pero, obviamente, que en Prosas apátridas los textos son un poco más desarrollados, un poco más largos y, además, son mis propias reflexiones, directamente mías. Los textos de Dichos de Luder, en cambio, son réplicas, respuestas, afirmaciones, "dichos" por eso. Lo que pasa es que no he encontrado la fórmula que corresponde a lo que en francés se llama "propos" a esto o "les propos". Hay una cantidad de libros de este tipo en Europa. Por ejemplo: Les propos de Valery, Les propos de Sartre, que son cosas muy breves que sus autores han dicho.
–¿Aforismos?
–No sólo aforismos. Pueden ser también chistes, observaciones originales, ocurrencias o paradojas. En el caso de Dichos de Luder hay cosas que yo he dicho y cosas que yo he escuchado a otros escritores, como Julio Cortázar o Pablo Neruda.

Dichos de Loser 4: Sobre “Dichos de Luder” de Julio Ramón Ribeyro

Algunos amigos me preguntaron en qué se relacionaba la sección “Dichos de Loser” que voy enumerando aquí (y que también tiene su propia blog: dichosdeloser.blogspot.com) con Julio Ramón Ribeyro; por lo que no está demás recordar aquel libro de nuestro gran escritor: “Dichos de Luder”. Loser es la parodia de Luder.

A continuación nos deleitaremos con un Dicho de Luder (que suscribe plenamente Loser)

-No te desesperes - le dicen a Luder cuando se lamenta por no haber
encontrado la compañera ideal a causa de sus achaques y sus manías- Siempre
hay un roto para un descosido.
-Sí , pero yo no soy roto ni descosido: soy un remendado

Apología del pedo

A propósito de la más reciente emanación gaseosa de un conchudísimo amigo en una reunión y el comentario de otro en el sentido de que “el Congreso se ha tirado un pedo con esa ley que equipara la detención domiciliaria con la cárcel”; recordé un texto divertido de FRANCISCO DE QUEVEDO, del cual comparto los extractos pertinentes:


GRACIAS Y DESGRACIAS DEL OJO DEL CULO
Edición de Daniel Lebrato
Padilla. Libros. Editores & Libreros. Sevilla, 1996
El manuscrito se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid
AUTOR: Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)

“(...) pero se ha de advertir que el pedo antes hace al trasero digno de laudatoria que indigno de ella. Y, para prueba desta verdad, digo que de suyo es cosa alegre, pues donde quiera que se suelta anda la risa y la chacota, y se hunde la casa, poniendo los inocentes sus manos en figura de arrancarse las narices, y mirándose unos a otros, como matachines. Es tan importante su expulsión para la salud, que en soltarle está el tenerla. Y así, mandan los doctores que no les detengan, y por esto Claudio César, emperador romano, promulgó un edicto mandando a todos, pena de la vida, que (aunque estuviesen comiendo con él) no detuviesen el pedo, conociendo lo importante que era para la salud. Otros dijeron que lo había hecho por particular respeto que se debe al señor ojo del culo.
(...)
Y es probable que llega a tanto el valor de un pedo, que es prueba de amor; pues hasta que dos se han peído en la cama, no tengo por acertado el amancebamiento; también declara amistad, pues los señores no cagan ni se peen, sino delante de los de casa y amigos. Y un portugués preguntado cuál era la parte principal del cuerpo dijo que el culo, que se asentaba primero que nadie y aunque fuese delante del rey.
Los nombres del pedo son varios: cuál le llama "soltó un preso", haciendo al culo alcaide; otros dicen: "fuésele una pluma", como si el culo estuviera pelando perdices; otros dicen: "tómate ese tostón", como si el culo fuera garbanzal. Otros dicen algo crítico: "cuesco", derivado de la enigma; y otros han dicho: "Entre peña y peña el alba, río que suena". De aquí se levantó aquel refrán que dice: "Entre dos peñas feroces, un fraile daba voces". Y finalmente, dijo el otro: "El señor don Argamasilla cuando sale chilla".”



Titulo: Francisco de Quevedo, 1631-35
Autor: Velázquez
Museo: Colección Particular
Características: Óleo sobre lienzo
Estilo: Barroco Español

Dichos de Loser 3

(Un amigo me anotó con acierto que lo que presenté como “Ficción 1” en realidad caería mejor como un dicho de Loser. Valga entonces la repetición)

Hasta que lo comprendí
- Un día ocurrió algo –continuó Loser- que me hizo comprender que estaba confundiendo las cosas: ella y yo sólo seríamos amigos. ¿Qué ocurrió? Un día ella me dijo: “No debes confundir las cosas, solamente seremos amigos”.

Dichos de Loser 2

- Pues, sí, –continuó Loser-, dices bien, la infidelidad es un tema de motivación: la mujer necesita un motivo para engañar y el hombre un motivo para no hacerlo. En mi caso las más de las veces el motivo se llamó Pasión y otras tantas Obsesión, y siempre me condujo a los celos. Es curioso, cuando niego ser celoso con mi pareja recibo como sentencia:“Seguro ella no te da motivos”. Y ni bien terminan de decírmelo me siento descubierto e inevitablemente me descompongo por horas.

Dichos de Loser 1: Homenaje indigno a Julio Ramón Ribeyro

Le preguntaron a Loser si en verdad se consideraba un misógino.

- Sí, lo soy –respondió Loser sin inmutarse-, pero cabe una precisión: así como hay quien aprecia al ser humano en abstracto, pero lo detesta en concreto; de manera inversa, yo amo a la mujer en concreto y sólo la censuro en abstracto.

Ficción 2: El Código

Modorra. Así lo llaman.

Eran las ocho de la noche y ambos olíamos a sexo made in Perú. Ambos con ese inmovilismo de quien sabe que ha hecho algo sin saber qué. A esas alturas, en que pensamos si valió la pena las treinta y cinco lucas, especulaba sobre mejores alternativas de fabricación de placer: hecho en casa, hágalo usted mismo... Recordaba un lugar en que todo era fácil o nada era tan difícil, que para el caso es igual.

Un abrazo. Sólo eso. No me costaba nada, al menos no más que las treinta y cinco lucas. Pero preferí continuar mirando el techo. Ya en otra ocasión la había rodeado con mi brazo mientras mi pulgar jugaba con su pezón enrojecido. Un calco nomás. Una repetición a pedido del público. Nada me costaba. Debí respetar el momento en que, después de tirar como salvajes, volvemos a ser gente, nos acordamos de ser humanos, compartimos el sueño de ellas, la sonsera de que el sexo no viene solo. Y, claro, si no se respetan los códigos nos cae el castigo. Eso lo sé.

Creo que la hubiese abrazado como dictaba el protocolo si no fuera por la tontería que dijo: “A veces me gustaría quedarme así. Me siento bien, se siente tranquilo”. Puta madre, juro que en ese momento oí el chirrido de las cadenas que subían a la cama y, lógico, como una bestia que intenta desatarse le escupí el nombre de la persona que me hacía sentir verdaderamente a gusto.

Sí, justo a la hora del cigarrito se me ocurrió decirle que me gustabas tú. Precisamente ahora que comenzaban a llevarse mejor. Pero no te preocupes, creo que al final ni me creyó. Soy muy bromista. A veces tan pesado. Sólo yo me entiendo. Cómo hago para soportarme.

Estupidez, sí, así lo llamarás. Tú sabes que soy tan estúpido como el sexo sin condón, tan apasionado como el sexo sin condón.

La cama prefiere mentiras, lo sé. Hay códigos que se respetan. Y también hay familias, una reputación que cuidar y una sociedad de mierda que no nos dejaría en paz; eso también lo sé y me jode...

Derecho y Revés 1: Críptica jurídica

Hace dos sábados, Rafo León dedicó unas deliciosas líneas a lo que llamó el “Babel de los Juristas” (ver Somos N° 968 del 25/ 06/ 05) en su sección “Abrapalabra”. No le falta razón cuando sentencia: “indefensos ante un lenguaje kafkiano, los sujetos de derecho no entendemos nada.” Y culmina, ingenuamente por cierto, con un reclamo: “(...) algo hay que hacer preventivamente para que el Derecho deje de ser solo un lenguaje asfixiado y un edificio sin cúpula”. El término “preventivamente” no lo utiliza de manera gratuita, pues su artículo comienza con una anécdota en que recibe una notificación judicial en que le indicaban: “diligencia preventiva” y él con justa razón no tenía por qué saber que no lo acusaban de nada, sino que al contrario por tener que rendir su declaración “preventiva” él resultaba ser el agraviado.

Es ingenuo al decir “algo hay que hacer”... Inventos como “resolución” para diferenciarlo de “rescisión” de un contrato (cuando lo que debería hacerse es utilizar el mismo término de “rescisión” y agregarle algún adjetivo que indique si la causal es originaria o sobreviniente para así determinar los efectos del contrato) son imposibles de desterrar del lenguaje jurídico. Pero la prensa siempre hablará de: “la junta directiva decidió RESCINDIRLE el contrato al jugador por bajo rendimiento”. Los que algo saben de Derecho exclamarán: “¡No! Pero si la causal de bajo rendimiento es sobreviniente, o sea, posterior a la celebración del contrato, no se ha rescindido, se ha resuelto el contrato”. Para un periodista y para el público en general, jamás será una resolución, pues eso de que se haya “resuelto” el contrato no huele a terminado, finiquitado, pulverizado, sino a que se acabó el problema y se llegó a un acuerdo... Cuando la realidad es otra: le metieron una tremenda patada al jugador, con la calidad técnica que seguramente éste no tuvo para pegarle al balón... Por eso siempre se dirá en la prensa “le rescindieron el contrato”. ¿Y el abogado? Feliz, así tendrá algo que “corregirle” a sus “perdidos” patrocinados...

Y entonces... ¿Rafo León cree que su invocación tendrá respuesta feliz? ¿Quiénes tendrían que cambiar todo el vocabulario jurídico (ojo, vocabulario, pues no llega a léxico), los mismos que están felices con hablar en latín? El poder litingánster radica en aparentar que son sencillas las cosas complicadas y complicadas las sencillas... Como dice la Chimoltrufia en su también particular lenguaje: no nos hagamos tarugos.

Ficción 1: Hasta que lo comprendí

Un día ocurrió algo que me hizo comprender que estaba confundiendo las cosas: ella y yo sólo seríamos amigos. ¿Qué ocurrió? Un día ella me dijo: “No debes confundir las cosas, solamente seremos amigos”.

La culpa, la imposibilidad del amor, la multiplicidad de villanos y la complejidad de estos, etc. (más sobre la “aracnización")


Algo que no hice en el post anterior (por innecesario quizá) es confesar mi simpatía por la historia de Spiderman y digo bien: por la historia. Parece ser que la ambigüedad es lo que define al superhéroe actual. La duda es fundamental: ¿soy un protector o una amenaza?

La “aracnización” de los héroes fantásticos se manifiesta en el mismo Superman. Para los pocos que seguramente habrán visto la serie “Smallville”, que trata sobre la adolescencia de Clark Kent, resultará claro lo que afirmo. Ahora Clark Kent se siente CULPABLE por todas las tragedias que ocurrieron en el pueblo -cuyo nombre da el título al programa- el día que llegó al planeta. Resulta que la nave en que vino trajo consigo una lluvia de meteoritos (kriptonita) que cambió para siempre la vida de la gente de Smallville, principalmente: murieron los papás de su amada y Lex Luthor perdió su cabellera, provocando la burla de sus compañeros de escuela. En el capítulo final de una de las temporadas, Clark Kent intenta desligarse de su pasado (el poder y su origen es una carga de la que se quiere deshacer) destruyendo la nave que lo trajo. Al hacerlo provoca una explosión que a su vez ocasiona que su madre adoptiva aborte al tan esperado “Kent terrícola”. Lección: 1) Todo lo que haga con su poder trae consecuencias; 2) No puede cerrar los ojos a lo que él es, un ser diferente, que tendrá que asumir grandes retos. Algo se cocina y huele a Parker otra vez.

Y de nuevo los fanáticos han puesto el grito en el cielo (busquen en Google), “ese no es Superman”, dicen. Y se molestan cuando ven las escenas en que un masoquista Clark Parker o Peter Kent se niega a vivir su amor con Lana (¿la doble de Mary Jean Watson?), tan enamorada ella y tantas veces salvada por el héroe que sólo puede ofrecer su amistad...

El Kent original no se hubiese negado a vivir su amor, la única duda que lo frena es saber que su chica ama a Superman y no al común y corriente periodista. Esa señorita que ama al bacán y desprecia al tonto ya no puede ser la imagen favorita del público cuando tenemos a una M. J. Watson que prefiere al chico sensible de al lado en vez del salvador súper poderoso (en eso se diferencia de la Gata Negra y hasta se dio el lujo de chotear –en versiones no fílmicas- a Spiderman porque amaba a Peter, su “tigre”). Parece que una mayoría aguanta -y exige- más cinismo a sus héroes pero no a las amadas de estos.

Los que vieron Superman 2 dirán: pero él renunció al amor. Claro, lo hizo al final, cuando con un poder desconocido (¿el “súper-amnesiador”?) le hizo olvidar todo lo vivido a la inocente Luisa (Luna de miel informal incluida). O sea, vivió su amor (en el más amplio de los sentidos) y luego se arrepintió (¿?). Su tragedia (si en verdad lo es) no me conmueve. En Smallville vemos al más arácnido de los Superman. Muy pronto estrenarán Superman del director Bryan Singer, el mismo de las dos buenas películas de los X- Men (sobre todo la segunda). ¿Habrá seguido el mismo sendero de aracnización?

Por otro lado, MUY PRONTO SE ESTRENARÁN LOS “CUATRO FANTÁSTICOS” y algo me hace presagiar que no será ni muy taquillera ni tendrá momentos recordables. Creo que está condenada a ser como “Daredevil”, “Gatúbela” o “Hulk” (con el perdón de Ang Lee y su dibujito verde), para dar ejemplos contemporáneos de adaptaciones fallidas de cómics. Es más, debemos tomar en cuenta el éxito que tuvieron “Los Increíbles” de los geniales creativos de Pixar, película que me parece caería bien como una parodia anticipada e involuntaria. Hay una similitud “increíble” en los poderes. Salvo el niño veloz, todos tienen su doble. Habrá que ver como manejan los elementos de los que tanto hemos hablado. Quizá el Dr. Richards sienta culpa por el estado de Ben, la mole... Quizá... Por otro lado, el “trabajo en equipo” no sabemos que tanto éxito tendrá en estos tiempos en que parece de mayor aceptación la lucha solitaria y nadie se traga la idea de unos “súper amigos” (como se le llamó en Latinoamérica –y en una época más inocente a la hoy- a la “liga de la justicia” de la DC).

¿Y los X- Men? Claro, se dirá que tienen gran acogida y se trata de una lucha de equipos. Tengo mis reparos. Los “obedientes” que trabajan en equipo son los menos aceptados por la mayoría, son menos llamativos... Cíclope, el niño mimado del profesor Xavier nunca será más aplaudido que un Guepardo o Wolverine que representa la duda constante, el desconcierto, el no saber si está luchando del lado correcto; es el rebelde, el solitario. Los X – Men tienen muchos aciertos para comentarse en tan pocas líneas, pero sin duda su éxito no radica en la aceptación de la idea de un grupo fantástico de superhéroes a su vez súper bondadosos. Y si hubo una segunda parte en el cine (y probablemente más en el futuro) fue, entre otras cosas, por la complejidad del llamado a ser el villano: Magneto, quien tiene una forma distinta –y equivocada- de enfrentar el problema de la discriminación mutante, pero que no se le puede catalogar con simpleza como “malo”. Así como nadie es héroe sólo porque es “bueno”, igual los supuestos enemigos no son “malos” a secas porque así nacieron o les gusta o es su destino. Hay matices. De igual forma, ahora el Lex Luthor de “Smallville” tiene sentimientos encontrados en relación con su padre y con Clark Kent. El mismo Guasón (en la versión original de la historieta) era un empleado común y corriente (no un mafioso como en la película de Burton, ¡uno que encima asesina a sangre fría a los papás de Bruce Waine!) que un día acepta cometer un atraco, instigado y presionado por malas compañías, porque carecía de dinero y su esposa se encontraba embarazada, los gastos aumentaban y aumentarían mucho más. Roba por desesperación (no se trata de justificar, sino de comprender las motivaciones que llevan a ciertas personas al “lado oscuro”, como dirían algunos creyentes del evangelio según Lucas) y en la ejecución del crimen sufre un grave accidente (donde nada tiene que ver Batman) que lo deforma y deja con una sonrisa eterna en el rostro. No hace falta decir que su esposa muere al momento de dar a luz y su hijo no sobrevive mucho tiempo. Sin nada que perder, el triste payaso ríe y llora a la vez, se despide para siempre de su vida anterior y de su cordura (¿Anakin?).

Pero Batman no sólo enfrenta al Guasón, están el recientemente presentado Espantapájaros, Gatúbela (en realidad una anti-heroína), Pingüino, Dos caras, Acertijo, Poison Ivy y Mr. Freeze. Sólo falta presentar en el cine a “Cara Cortada”. Por el final de Batman Inicia, sabemos que Nolan apuesta por dar su visión del Guasón en la segunda parte de esta nueva saga del murciélago; esperemos que retome la esencia de este villano.

En el post anterior, indiqué que Batman y Spiderman sólo se asemejaban en su orfandad (antes de esta última película). No es cierto. Olvidé una serie de rasgos, como por ejemplo la multiplicidad de villanos y la complejidad de estos. El gran catálogo presentado en el párrafo anterior sólo se compara con la galería de villanos de Spiderman: El Duende Verde, Octopus, Venom, Carnage, Kingpin (que comparte con el soso Daredevil y que interpretó ridículamente el buen actor C. Duncan) Misterio, Electro, Escorpión, Kraven y el Lagarto. Este es otro elemento que no tienen los demás. Además el antagonista tiene que ser igual (o más) interesante que el héroe. Por eso el fracaso de adaptaciones con villanos mal elaborados. Cuando no hay multiplicidad de villanos importantes, entonces “el otro”, llámese Lex Luthor o Mr. Doom debe estar casi perfectamente construido. De eso y la incorporación de otros elementos ya dichos dependerá el éxito de los Cuatro Fantásticos y el que veamos una segunda parte. Pero lo dudo. Al igual que Hulk no los veremos más en la pantalla grande después de esta película. En cambio las sagas de Spiderman y Batman tienen para rato.

Y si de escoger entre ambos se trata, pues al igual que el público en un estadio neutral que alienta a la selección más débil, a la que tiene más obstáculos por vencer: voto por Spiderman. Los millones de diferencia hacen que mientras uno puede dedicarse a ser héroe (claro, sacrifica su vida privada, pero eso es normal en todo héroe), el otro tiene que lidiar con la miseria y con la mezquindad del jefe, con los problemas cotidianos... La identificación está clara. Un tipo que tiene batimóvil, batinave y batitodo, contra uno que con las justas tendrá batidora en la cocina, que es más débil que la gran mayoría de los súper villanos que enfrenta, a quienes a veces a punta de “boquilla” (elemento del cómics y que fue retirado de la versión fílmica por Sam Raimi) logra desesperar y vencer... Ese personaje es el que comenzará a emularse cada vez más en las adaptaciones futuras de cómics.

, Hulk

“Bati-cambios” de Christopher Nolan o de la “aracnización" de los superhéroes “post-modernos” (disculpen el título)

No cabe duda de que en estos tiempos “la lucha por la justicia” dicho así, sin motivaciones subalternas, no resulta creíble. Ya pasó la llamada “era dorada” de las historietas o cómics (llamados “tebeos” por los españoles) en que el enfrentamiento de superhéroes y villanos se daban porque sí, sin más explicaciones, porque se sobrentendía que el mal debía ser combatido y derrotado, y para ello la existencia de seres (casi digo personas) con esa misión: protegernos contra los criminales (que no siempre son súper criminales) simplemente porque estos son... malos, y ellos... buenos. Así de maniqueo, eran buenos a secas (incluyendo a Aquaman de la DC y a Namor de la Marvel).

Habían excepciones, claro, Batman de la DC y Spiderman de la Marvel. Pero si bien es cierto que ahora Spiderman es la figura principal de la empresa, antes lo fue el Capitán Marvel (remedo patético de Superman y que debido precisamente a ese parecido –demanda de por medio- desapareció definitivamente de las agradecidas viñetas) y hasta cierto punto el Capitán América, quien hoy no dudaría –de existir, y me estoy refiriendo también a una “existencia mediática” que ya perdió hace mucho- en acompañar a Bush en su cruzada contra el terror allá por tierras iraquíes. El Capitán América, su espíritu y su traje han pasado a la historia, se han quedado en su segunda guerra mundial; el pobre soldado ha vuelto al hielo del que espero no salga nunca. Hablan de otra adaptación cinematográfica (ya existe una muy mala). Los realizadores tendrían que cambiarle todo para que recuperen la inversión que seguramente gastarán en efectos especiales, empezando por el atuendo-bandera que en muchas partes del mundo no dudarían en quemar. Y no hay escudo tan grande para tamaño descontento.

Batman, a diferencia de Spiderman, no se ha consolidado como el portador de la bandera de la competencia eterna, la DC. “No eres Superman”, recibiría como respuesta por pretender el primer lugar; una sentencia que curiosamente le lanza la Tía May -en la cinta de Sam Raimi- a un sonriente Peter Parker, un chiste cliché pero que cumple con divertir al público. Además nos demuestra un reconocimiento a una figura emblemática no sólo de la empresa competidora, sino de todo el universo de los cómics y que se ha instalado en el habla popular: “Ni que fuera Superman”, “Qué se ha creído... ¿Superman? Super-man-tenido será”, “Tranquiiiiiiiiilo, Superman”. ¿Batalla perdida la del murciélago? No. Batman es un personaje mucho más interesante y más contemporáneo, menos ingenuo y menos... bueno.

Batman tiene toda mi simpatía lo confieso (además estás líneas sólo son un ejercicio más de subjetividad, eso se sabe), él representa todo lo contrario al “oficialista” Superman, a ese mesías que ha venido a salvarnos (de manera similar en que EEUU se auto-proclama policía del mundo, defensor supremo de “su democracia”), a ese alienígena o forastero salvador vestido de rojo y azul (aunque se sabe que la elección de los colores no fue por nacionalismo, sino por razones técnicas que limitaban la decisión a: cyan, amarillo, rojo y negro). Batman es una alternativa, no la defensa del orden establecido; a él le toca el turno de noche, a la hora en que los niños buenos como Superman se van a dormir y soñar con los aplausos recibidos durante la mañana: “Es un pájaro”, “No, es un avión...”.

¿Que Spiderman también es rojo y azul y posa al costado de la bandera de 50 estrellas al final de su película? Pues, sí. Pero esa identificación y defensa del orden más le pertenece a su tío Ben, ese padre sustituto que murió a manos de un delincuente que el Spiderman egoísta no quiso detener. Parker tiene una vocación científica en la vertiente más técnica, que lo aleja de la sociedad y sus problemas. Él no es un líder, él es un “Nerd”, pero de verdad, no aparenta como Clark Kent con sus ridículos anteojos (que por cierto consagra la fórmula: lentes = loser; sin lentes = Luisa Lane me adora). Parker con o sin lentes, con picadura de araña radiactiva o sin ella, igual es un bicho raro. Además de su personalidad introvertida, lo importante que se debe resaltar es su edad conflictiva, que fluctúa entre la adolescencia y el inicio de la juventud, y la culpa como elemento central que lo motiva a defender algo que en un principio le era ajeno.

De manera acertada, CHRISTOPHER NOLAN le agrega a su versión de Batman estos elementos esenciales del arácnido. Ahora resulta que el pequeño Bruce se siente responsable de la muerte de sus padres y encima cree que es por no haber superado una fobia. Ya no busca simplemente, como en el argumento original, combatir a los criminales que ocasionan o pueden ocasionar tragedias como la que él sufrió. La nueva historia (esta no es una “quinta película de la saga iniciada por Tim Burton”, como dicen algunos, no es la “precuela” como inventan otros –tanto en el fondo como la palabra misma-, sino el inicio de otra versión) transforma a Bruce Waine en una especie de Peter Parker (antes la similitud era sólo su orfandad) pero... multimillonario (un gran “pero” diremos muchos misios).

Los súper fanáticos (los radicales) dirán “ese no es Batman”, ¿pero acaso en la aplaudida película de Tim Burton “ese era el Guasón”? Lo que no se debe olvidar es que las adaptaciones son eso: adaptaciones, no meras copias. Por otro lado, si de comparaciones se trata, ahora tenemos a un Batman que “deja morir a su enemigo” y diferencia esa actitud con el hecho de matarlo: “no te voy a matar... pero tampoco tengo que salvarte”. Cambio interesante en el discurso de los héroes que salvan constantemente a los más crueles villanos, simplemente porque ellos son... buenos. Y se tienen que diferenciar de los malos. Hasta ahora lo único que había evitado que nuestros héroes sean asesinos había sido la fortuna, el “azar dirigido”, ese destino que trazan los guionistas, directores y demás que provoca muertes fortuitas o con mano ajena del ser odiado. Repasemos: el tropiezo del asesino del tío Ben que produce su caída y muerte; el guasón y su muerte estúpida y no producto de una rabia infinita por parte de Batman al enterarse de que ese payaso había matado a sus padres. Con todas las armas en el cinturón, lo más lógico era clavarle un bati-arpón en el vientre. Pero son héroes y no matan a nadie (porque si no matan a esos antagonistas, en realidad no matan ni a una mosca), y a todo esto: ¿por qué tienen que morir los villanos? Por una necesidad de redondear una historia en esas dos horas en la sala oscura. En las historietas hasta donde sé, el asesino del tío Ben no muere, es un pobre diablo al que llevan a la cárcel, y el asesino de los esposos Waine es innominado (eso de que sea el Guasón empobrece la historia), no se sabe más de él. Así es más fácil que adquiera la forma de símbolo. Todos los villanos posteriores son los asesinos de su padre. En el caso de Peter Parker, la venganza no se presenta como una opción tan seductora porque al no vindicar la muerte con otra muerte, reivindica el ideal de su tío Ben. “El que puedas hacerlo no significa que lo tengas que hacer”, refiriéndose a evitar el abuso y por supuesto: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.



La estrella del nuevo film de Batman, el inglés Christian Bale (izquierda) posa al lado del director Christopher Nolan. (Foto AP)