De Maduras... se caen



He recibido un anónimo (RAE: 4. m. “Carta o papel sin firma en que, por lo común, se dice algo ofensivo o desagradable”) en que luego de saludarme en forma extraña me indican que me cuide y sobre todo que “madure” (con signos de exclamación final), seguido de un “ja, ja, ja”. Cojo el diccionario –para variar- y encuentro lo siguiente: “madurez. (De maduro). 1. f. Sazón de los frutos. 2. f. Buen juicio o prudencia, sensatez. 3. f. Edad de la persona que ha alcanzado su plenitud vital y aún no ha llegado a la vejez.”.
Sin alcanzar la “plenitud vital” y un poco desabrido considero –haciendo uso de mi cuestionado buen juicio- que la conclusión principal “se cae de madura”: un anónimo es una muestra clara de inmadurez. ¿Una persona que no se identifica puede cuestionar así a otra? De haber puesto su nombre le hubiese aceptado el obvio consejo (pese al tono imperativo y burlón) que yo mismo me repito todos los días (quizá escribir esto sea señal de mi inmadurez crónica también), pero me alivia un poco (consuelo de tontos) el saber que entre los 20 y los 30 es moneda corriente. En un principio intenté descubrir quién sería esa persona, luego me di cuenta de que no importaba pues me había servido de pretexto para perpetrar estas reflexiones y como me inspiró me encantó en el balance final: ¡que vengan más anónimos! En todo caso, prefiero recordar una frase de la película “Emperor’s Club” (donde actúa Kevin Kline, quien aparece en la foto del inicio):

“Como escribió el gran Aristófanes y traducido grosso modo: la juventud pasa, la inmadurez se supera, la ignorancia se cura con la educación y la embriaguez con sobriedad, pero la estupidez... dura para siempre”.


Espero que lo último no sea verdad.

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